Un Grupo de Crecimiento es una manera sencilla de desencadenar los elementos esenciales del andar espiritual, a personas que lo necesitan. Es una herramienta sencilla para el crecimiento que anima y apoya a las personas a seguir a Jesús, creando una motivación interior en lugar de aplicar presiones y estrategias externas.
Resumen Simple de lo que es un GdC:
- Un GdC nos reúne regularmente una o dos veces al mes (el grupo decide el tiempo).
- En los GdC somos mínimos dos o tres personas (la adición de más persona podría dar inicio a un segundo grupo y la multiplicación es inminente).
- Los grupos los formamos personas del mismo sexo.
- No tenemos para los GdC plan de estudios, libros de texto o entrenamiento requerido.
- No se necesita líder en el grupo.
Sólo tres cosas son llevadas a cabo en un GdC:
- Nos confesamos nuestras luchas internas en rendición mutua de cuentas (accountability).
- Leemos la Biblia repetitivamente en contexto y en comunidad.
- Oramos por otras personas, específica y continuadamente.
Un GdC es simple, aunque poderoso. Incorpora los valores de comunidad, transformación de vida integralmente y el animar a otros a vivir desde el ejemplo de Jesús.
¿Quiénes deberían estar en un GdC?
Sólo hay dos cualificaciones sugeridas para comenzar o unirte a un GdC:
- Una necesidad de crecimiento y transformación (Lucas 5:29-32)
- Fidelidad en el proceso mismo (2 Timoteo 2:6)
Estos dos criterios se nivelan el uno a otro, para mantener el grupo encaminado. El renunciar a cualquiera de estos dos principios frenaría o descarrilaría la efectividad del GdC.
La Fuerza de Dos o Tres
A continuación exponemos una serie de razones bíblicas del por qué pequeñas unidades, a veces tan solo de dos o tres es mejor que grupos más grande cuando se trata de crecer en comunidad:
Comunidad (Eclesiastés 4:9-12): La transformación en la vida no ocurre en el vacío; sucede en relación con otros. Desde el principio Dios ha dicho: no es bueno que el ser humano esté solo. Nos necesitamos unas personas a otras para darnos apoyo y fortaleza (Proverbios 27:17).
Rendición de Cuentas (1 Timoteo 5:19): Pocas cosas se harían en la vida sin algún grado de rendición de cuentas. El Nuevo Testamento enumera a menos veintiocho propuestas del tipo “unos a otros”. No existe duda que como personas nos necesitamos unas a otras para vivir la vida a la que Jesús nos invita.
Confidencialidad (Mateo 18:15-17): Es más fácil mantener la confidencialidad en un grupo pequeño, que en un grupo grande.
Flexibilidad (Mateo 18:20): Es mucho más fácil coordinar las agendas de tres o seis personas, en lugar de intentar coordinar las de un grupo de quince personas. Un GdC puede reunirse en ¡cualquier sitio!
Reproductibilidad (2 Timoteo 2:2): Es más fácil reproducir un grupo pequeño y simple, en lugar de uno grande y complejo. Quizás por esta razón Jesús nos manda hacer personas discípulas (que están en proceso de crecimiento) en lugar de grupos o iglesias (Mateo 28:18-20). Personas seguidoras de Jesús transformadas, en comunidad, son la unidad base del cambio desde la perspectiva del Reino de Dios.
Sólo hay tres tareas que son llevadas a cabo en un GdC. Estas son…
1.- Nuestras luchas internas y aun fracasos son confesados en rendición mutua de cuentas.
Las personas cristianas nos necesitamos unas a otras (Hebreos 10:24-25). Existe fuerza en las relaciones interpersonales que son formadas alrededor del apoyarnos unas a otras. La primera cosa que en un GdC hacemos cuando nos reunimos, es rendirnos cuentas acerca de cómo estamos viviendo. La reunión comienza aquí debido a que es fácil desviar el tiempo hablando de otras cosas.
También es de ayuda comenzar con este compartir personal lo cual tiende a santificar el resto del tiempo juntos. Se pueden usar preguntas directas. Cada persona toma un turno para responder. El grupo debe ser un lugar que provea la honestidad y la confidencialidad. La confesión prepara el terreno en el corazón de las personas para la lectura de la Biblia, la cual es leída durante toda la semana.
2.- Leemos la Biblia repetitivamente – En Contexto y en Comunidad
El poder de este sistema es el exponernos a semillas que necesitamos para la transformación de vida. Jesús dijo que la Palabra de Dios era la semilla de vida nueva (Lucas 8:11,15). Esperamos que las vidas sean cambiadas y que estas den frutos tras el trabajo de plantar el mensaje que el Espíritu de Dios está trayendo a nuestro contexto.
En cada grupo decidimos que libro de la Biblia leeremos esa semana o seguimos el calendario propuesto por la comunidad. La meta es crear un apetito interno por lo que Dios nos puede enseñar a través de lo que aprendieron nuestros ancestros y dejaron escrito en lo que hoy llamamos la Biblia (quizás se trata de algo que olvidamos, algo que debemos dar continuidad o algo que aun está por ser transformado en nuestro entorno). Queremos captar el contexto en que escribieron y descubrir los principios universales que se aplican al nuestro, así que una recomendación es leer cada día grandes porciones del libro escogido, lo cual nos puede ayudar posteriormente a una mejor meditación centrada en porciones más cortas.
3.- Oramos por otros de manera específica y regular
Cada miembro del GdC identificamos personas que Dios pone en nuestro camino y que necesitan del amor transformador de Jesús. Pedimos por cada uno de ellos durante la semana.
Sólo hay tres tareas que son llevadas a cabo en un GdC. Estas son…
1.- Nuestras luchas internas y aun fracasos son confesados en rendición mutua de cuentas.
Las personas cristianas nos necesitamos unas a otras (Hebreos 10:24-25). Existe fuerza en las relaciones interpersonales que son formadas alrededor del apoyarnos unas a otras. La primera cosa que en un GdC hacemos cuando nos reunimos, es rendirnos cuentas acerca de cómo estamos viviendo. La reunión comienza aquí debido a que es fácil desviar el tiempo hablando de otras cosas.
También es de ayuda comenzar con este compartir personal lo cual tiende a santificar el resto del tiempo juntos. Se pueden usar preguntas directas. Cada persona toma un turno para responder. El grupo debe ser un lugar que provea la honestidad y la confidencialidad. La confesión prepara el terreno en el corazón de las personas para la lectura de la Biblia, la cual es leída durante toda la semana.
2.- Leemos la Biblia repetitivamente – En Contexto y en Comunidad
El poder de este sistema es el exponernos a semillas que necesitamos para la transformación de vida. Jesús dijo que la Palabra de Dios era la semilla de vida nueva (Lucas 8:11,15). Esperamos que las vidas sean cambiadas y que estas den frutos tras el trabajo de plantar el mensaje que el Espíritu de Dios está trayendo a nuestro contexto.
En cada grupo decidimos que libro de la Biblia leeremos esa semana o seguimos el calendario propuesto por la comunidad. La meta es crear un apetito interno por lo que Dios nos puede enseñar a través de lo que aprendieron nuestros ancestros y dejaron escrito en lo que hoy llamamos la Biblia (quizás se trata de algo que olvidamos, algo que debemos dar continuidad o algo que aun está por ser transformado en nuestro entorno). Queremos captar el contexto en que escribieron y descubrir los principios universales que se aplican al nuestro, así que una recomendación es leer cada día grandes porciones del libro escogido, lo cual nos puede ayudar posteriormente a una mejor meditación centrada en porciones más cortas.
3.- Oramos por otros de manera específica y regular
Cada miembro del GdC identificamos personas que Dios pone en nuestro camino y que necesitan del amor transformador de Jesús. Pedimos por cada uno de ellos durante la semana.