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Regla de Vida


TENER UNA REGLA DE VIDA

"… La restauración de la iglesia seguramente vendrá de un nuevo tipo de monasticismo que no tiene nada en común con el antiguo, excepto por una falta total de apegos, en una vida vivida de acuerdo con el Sermón del Monte, en seguimiento a Cristo. Creo que es tiempo de reunir a la gente para hacer esto …"
Dietrich Bonhoffer (1906-1945)

Nuestro caminar en la vida cristiana empieza con una invitación: "Ven y Sígueme", ofrecida por Jesús y ante la cual nos preguntamos: "¿A dónde quieres que te sigamos?" y "¿Para qué quieres que te sigamos?" Mantener vivas estas preguntas nos ayuda en este viaje que hemos decidido emprender. 

Hay dos pasajes que nos ayudan a enfocar el Camino de Jesús: El Gran Mandamiento (Mat. 22:37-40) y la Gran Comisión (Mat. 28:19-20). 

Sigo a Jesús al "Amar a Dios  con todo mi corazón, con toda mi alma y con toda mi mente y al amar a mi prójimo como a mi mismo”, cumpliendo así con el Gran Mandamiento.

Sigo a Jesús al "ir por todo lugar proclamando buenas noticias a todo el mundo”, cumpliendo así con la Gran Comisión. 

En nuestra sociedad contemporánea, cuando escuchamos la palabra regla, muchos de nosotros inmediatamente comenzamos a pensar en leyes, mandatos, regulaciones y directivas. Tenemos que aclarar que una Regla de Vida no es un conjunto de normas y/o leyes para restringir nuestras vidas, ni para imponernos cargas pesadas en nuestras vidas o en las de las demás personas, sino como dijo San Benito "es un manual para hacer del Evangelio una realidad práctica de la vida diaria". Piensa como en clases de dibujo se usa la regla para trazar una línea de un punto a otro. Nuestra regla pretende ayudarnos a alinearnos con el Camino de Jesús. 

Una Regla de Vida, aunada a nuestro compromiso como comunidad, refleja la influencia del cristianismo de los primeros siglos (las madres y padres y del desierto) y la tradición monástica europea, y nos ayuda a vivir y experimentar disciplinas espirituales profundas en medio del caos de nuestras ciudades. Buscamos con ello, sólo y únicamente seguir día a día al Maestro, quien proclamó el Sermón del Monte y quien nos invita a cumplir con el Gran Mandamiento y la Gran Comisión.

Cuatro palabras conforman nuestra Regla de Vida y nos ayudan a mantenernos "centrados y enfocados" en nuestro viaje: VULNERABILIDAD, SENCILLEZ,  y HOSPITALIDAD.

Estas palabras nos invitan y nos motivan a emprender el viaje de conocer a Dios a través de la experiencia. En el sentido más amplio, no conoces realmente algo hasta que no experimentas lo que dices conocer.

Por ello HEMOS DECIDIDO VIVIR ...

...una vida VULNERABLE ante Dios y los demás

Ser personas vulnerables implica reconocer como comunidad espiritual al Dios Vulnerable. Pensamos en la "kenosis" (palabra que se traduce como "se despojó" en Filip.. 2:5-8), donde Cristo siendo en forma de Dios se despoja y se hace ser humano, expuesto a nuestras mismas luchas y debilidades. Piensa en Jesús en Getsemaní, pidiendo ayuda a su Padre y a los discípulos.

Ser vulnerables ante Dios implica permitir que nuestras vidas sean expuestas y examinadas por él a través de la oración y a través de su Palabra. Reconocemos con sinceridad la realidad de nuestras vidas no ocultando aquello que nos avergüenza o simplemente no nos gusta.

Ser vulnerables a los demás implica ser una comunidad que crea espacios seguros a través del no juicio y la confidencialidad, permitiendo compartir necesidades profundas, rindiéndonos cuentas. También implica ser una comunidad que vive abiertamente ante cristianos y no cristianos y recibe sus críticas constructivas con una disposición a rendir cuentas de nuestras vidas y el sostener preguntas incómodas.

Jesús nos enseñó con su ejemplo la vulnerabilidad ante Dios y ante otras personas: "Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo." Mateo 26:35.


...una vida SENCILLA

Ser personas sencillas implica reconocer como comunidad espiritual que Jesús vivió y enseñó la sencillez. Piensa en Jesús naciendo en un pesebre, creciendo con una familia humilde, viajando ligero de equipaje y enseñando a no afanarnos por lo que comeremos o vestiremos. 

Vivir una vida sencilla para nuestra comunidad implica reconocer que Cristo es  el Camino, la Verdad y la Vida y que por tanto, no hay nada más fundamental que necesitemos que a Él mismo. Todo lo demás debe estar puesto bajo su señorío, evitando el estrés y complejidad que produce vivir bajo las ordenes de otro señor que no sea Cristo mismo; nuestro único Señor es Amor y Vida y sospechamos que el materialismo y consumismo que abunda en occidente no siempre se alinea con el Amor y la Vida. Implica valorar todo lo esencial y fundamental que Dios nos da aquí y ahora. 

La sencillez nos lleva a usar recursos para nuestra vida espiritual que sean los suficientemente simples como para acceder a ellos y mantenerlos a largo plazo. Nuestro Maestro y Señor nos recuerda: "mi yugo es fácil y mi carga es ligera" (Mat. 11:30)


...una vida de HOSPITALIDAD

Ser personas hospitalarias implica como comunidad espiritual imitar a Jesús atendiendo, recibiendo, comiendo y bebiendo  con todas las personas sin importar su  genero, color de piel, cultura, clase social…

Se trata de nuestra disponibilidad para recibir y acoger al prójimo viendo en él a Jesús. José no encontraba lugar para que María diera a luz a Jesús, la hospitalidad implica abrir nuestros hogares, extender nuestra mesa, dedicar nuestra atención a quienes no son atendidos, compartir nuestros recursos y ofrecer nuestro tiempo, no solo en nuestros hogares sino saliendo de nuestra zona de confort, como Jesús enseñó con su ejemplo  “Les aseguro que todo lo que hayan hecho en favor del más pequeño de mis hermanos, a mí me lo han hecho” (Mateo25:40b) 


El Sentido de Una Regla de Vida

- Hacia arriba: el que ascendió a los Cielos es nuestra Luz y nuestro Camino, de él recibimos su amor y poder.
- Hacia dentro: nuestro propio ser es el lugar donde Jesús ha decidido morar y colaboramos con él en su deseo de restaurarlo.
- Hacia fuera: nuestro prójimo y nuestro entorno es campo de misión de Dios y donde nosotros colaboramos con lo que él está haciendo, a la vez que el lo usa para trabajar en nosotros.